1983
El quiteño José Simon Frías siembra en la mente de su padre una idea que pronto germinaría. Instalar una pequeña industria que sea capaz de absorber la producción de cebada por la que trabajaba su progenitor, en una época en que las importaciones de materia prima para elaborar malta de cerveza comprometían las ganancias de los agricultores locales.
1985
José Simon Amador, motivado por su hijo, construye un galpón de 500 m2 en terrenos de una pequeña propiedad, ubicada en la parroquia Belisario Quevedo de Latacunga. Allí se produce el primer lote de arroz de cebada, con el nombre de la hacienda donde se cultivó el sueño, La Pradera.
1986
La cantidad de cáscara de cebada generada por la maquinaria abre la posibilidad de otro mercado, la elaboración de balanceados para vacas lecheras, lo que dio el impulso para la instalación de un nuevo galpón de 500 m2.
1990
José Simon Amador cede la planta a su hijo, quien con su deseo de superación y visión empresarial consigue un crédito para diseñar empaques y construir sus propias enfundadoras.
1992
Se adquiere la primera máquina automática para empacado de granos secos con la cual inicia la venta de este producto a los supermercados del país.
1999
Cereales La Pradera entra a los principales supermercados del país con su producto. Un año después adquiere un cortador y un laminador de avena, comienza la importación de la materia prima desde Chile e incluye Avena La Pradera a su portafolio.
2013
Realiza una inversión de alrededor de 400.000 dólares en equipos y adecuaciones sanitarias para la planta industrial. Continúa el desarrollo de nuevos productos de granos secos y harinas.
2016
Incorpora las líneas de producción de harinas libres de gluten y alimentos precocidos, con una inversión de 200.000 dólares Cereales La Pradera cuenta con una infraestructura de 3.500 m2 y elabora cerca de 50 productos con materias primas de cultivos propios, en su mayoría; convenios de siembra y otras importadas de Chile, Argentina, Canadá y Tailandia.